Hogar
En la vida las palabras nos ayudan a darle forma a los sentimientos, porque necesitamos acotar, delimitar, definir lo que sucede a nuestro alrededor confiriéndole a cada sensación una palabra.
Es por ello que el Hombre, ese viajero infatigable en busca de aventuras, en busca de nuevas metas, de nuevos descubrimientos pone siempre su mirada en la Felicidad, la meta de toda aventura, para una vez obtenido ese premio volver al Hogar, el descanso de todo guerrero que se precie.
El hombre, ese ser que busca incansablemente encontrar su sitio, su lugar en el mundo y sentirse parte de un todo, formar una tribu junto a la que descansar, e independientemente de la forma de las paredes, del suelo, más allá de la altura del techos, más allá de todo, desea, sobremanera, que su lugar especial sea aquel al que regresar siempre y sentirse a salvo de toda adversidad.
Hogar, un mito, una necesidad, un lugar más allá del tiempo y del espacio donde, desde siempre, el ser humano se refugia para sentirse a salvo, esa dicotomía humana representa su esencia misma: salir al mundo para descubrir, volver a su hogar para cobijarse y recobrar fuerzas.
Y así, generación tras generación, años tras años, siglo tras siglo, el mundo cambiante decorará su entorno según las modas imperantes, pero la necesidad de volver a un lugar donde sentir que todo tiene sentido continuará por siempre, para siempre, porque no hay mejor ocaso que entrar por las puertas de tu Hogar.
Chipiona a 22 de abril de 2014
Irene Vélez