Mi casa, mi hogar
Planteándome qué escribir para concurso me han venido muchas ideas a la cabeza. Pero el tema propuesto me hace decantarme por una reflexión relacionada con la de gente que ha perdido su hogar en los últimos años. No entro en las razones, en las justificaciones o en las responsabilidades, pero cierta es la letra de una canción del malagueño Pablo López, al que os invito a escuchar en “Mi casa”. Cierto es lo que dice, que cuatro paredes no forman un hogar, pero sí las personas que las habitan, las que hacen que sea cálida, de uno u otro color, que tenga una u otra distribución… Que hay mucha diferencia entre una casa y un hogar. Los que tenemos la suerte de tener un hogar, sea donde sea, tenemos clara la diferencia. Nos pueden vender la casa más grande, bonita y en la mejor ubicación del mundo, pero si no la llenamos de amor risas, juegos, diversión, alegría, anécdotas y calor, no es un hogar. Y volviendo a esa canción que os digo, cierto es que no nos pueden quitar la dignidad cuando nos quitan nuestra casa, ni pueden hacer que deshagamos nuestro hogar porque sí, porque una entidad bancaria así lo desee, por el capricho político o de las leyes instauradas. Yo tengo la suerte de tener un hogar, que voy llenando poco a poco de contenido. Antes, hace unos años, eran unas paredes que reformar. Hoy se acercan a lo que quiero, a lo que me satisface llamar hogar. Poco a poco le voy dando forma a una casa, le doy mi toque, mi personal visión, mi caprichosa forma a sus detalles…Por eso os invito a reflexionar en la idea de si tenéis una casa o tenéis un hogar. Y si la respuesta es la segunda, me da la sensación de que estáis de enhorabuena, porque si hay algo importante en esta vida, es sentirse parte de un hogar, de una familia, sea cual sea su origen, sean cuales sean los miembros que la conforman o se tengan que mudar donde lo tengan que hacer. Yo tengo un hogar, no una casa, y me siento orgullosa de ello.